Una de cada cinco adolescentes de Guatemala, Honduras, El Salvador y México piensa que la violencia sexual y de género son motivos para migrar, según recoge el estudio ‘Mujeres en crisis: la vida en contextos de movilidad en la región de Centroamérica y México’ realizado por Plan Internacional, con el apoyo de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Unión Europea.
La entidad ha recogido para este documento la opinión de más de 260 adolescentes en situación de movilidad de entre 15 y 19 años, así como de una decena de personas de su entorno, sobre educación, violencia, movilidad interna y migración a partir de encuestas y entrevistas.
Desde Plan Internacional advierten de que Centroamérica es una de las regiones con mayor situación de pobreza y vulnerabilidad del mundo, debido a una combinación de factores como la desigualdad por razón de género y edad. De hecho, destaca que 7,9 millones de los migrantes en América Latina y el Caribe son menores de 18 años y precisa que las niñas y adolescentes representan el 20% del total de las mujeres de estos países que migran.
Según el informe, para las adolescentes la falta de empleo es el principal motivo (45,7%) para migrar, seguida por la violencia (19,1%), la dificultad para acceder a la educación (11,7%) y la inseguridad (7,4%).
Violencia y maltrato
“A veces las personas emigran por situaciones de violencia, porque en sus casas o comunidad hay maltrato, porque hay síntomas de violencia. Aquí está como una puerta cerrada, no vemos oportunidades”, ha explicado una de las encuestadas, de 18 años y de El Salvador. “Mi papá era violento, nos pegaba mucho todo el tiempo y llegó a abusar de nosotras, de mi hermana y de mí, por eso nos venimos, para que ya no volviera a suceder, nos salimos con mis otros hermanos y mi tía y acá ya nos sentimos mejor, más tranquilas”, ha explicado otra, de origen hondureño pero entrevistada en México.
La entidad ha señalado que, además, “vivir en un permanente estado de riesgo y alarma limita su libertad tanto en el espacio público como en el privado y restringe sus derechos sexuales y reproductivos, que se ven interrumpidos durante el tránsito migratorio”.
Así, señalan los expertos, el hecho de menstruar o viajar embarazada implica riesgos y dificultades adicionales durante los trayectos. “Las violencias que viven en sus países de origen, se incrementan y se transforman durante el tránsito, y durante la migración se exponen a riesgos mucho mayores como la trata, el secuestro o la extorsión”, advierten.
Ante la falta de mecanismos eficaces de denuncia, las adolescentes generan estrategias de protección para prevenir la violencia sexual y las represalias de los grupos criminales organizados, según han explicado las encuestadas. “Mi mamá tuvo que vestirme de hombre casi todo el camino para evitar que me pasara algo, y aquí cuando tenemos que salir a algún trámite, me siento insegura”, ha afirmado una adolescente venezolana, de 15 años, entrevistada en México.
Interrumpe la educación
Desde Plan Internacional han advertido de que esta migración interrumpe la educación de niñas y adolescentes comprometiendo su futuro, dificultando sus oportunidades de futuro y su reinserción escolar tanto en los países de acogida, como en sus países de origen.
Según el estudio, las dificultades burocráticas afectan el acceso para las estudiantes que migran, y, aunque el 59,6% considera la escuela como espacio seguro, una de cada tres lo señala como inseguro por violencia física, emocional, sexual y psicológica, también en los trayectos.
Otros de los factores que conducen al abandono escolar, según el trabajo, son la violencia social y de género, señalada por un 22% de las encuestadas; los matrimonios forzados, que afectan a un 20% de las mujeres entre 20 y 24 años en la región; los embarazos precoces, el mandato de género asociado a los cuidados, o la necesidad prioritaria de trabajar para generar ingresos.
Recomendaciones
Ante estos escenarios, Plan Internacional insta a los gobiernos, donantes, organizaciones y a la sociedad en general a trabajar conjuntamente para garantizar los derechos y mejorar las condiciones de vida de las adolescentes migrantes y desplazadas internamente de Centroamérica y México, considerando sobre todo los temas referentes a la educación y protección.
En educación se recomienda la implementación de un enfoque integral que incluya educación sexual y la sensibilización en materia de violencia por razón de género para adolescentes en contexto migratorio; y en protección, se propone la participación de las autoridades migratorias en los mecanismos de protección para garantizar los derechos de la población adolescente y fomentar la cohesión social en las comunidades.
Además, se insta a la realización de diagnósticos, con datos y estadísticas fiables, que cuenten con la participación de las propias adolescentes y jóvenes, para conocer sus contextos de vulnerabilidad y profundizar en la violencia como causa de desplazamiento; y reforzar la sensibilización y formación que se ofrece en los albergues durante el tránsito migratorio, ofreciendo pautas de educación en emergencias y apoyo psicosocial.
La directora regional de Plan Internacional para las Américas y el Caribe, Débora Cóbar, ha explicado que, según el informe, “las adolescentes del Triángulo Norte de Centroamérica y México se enfrentan a graves situaciones de violencia y discriminación de forma cotidiana”.
“La violencia y la falta de oportunidades las obligan a abandonar su educación y las empujan a huir, en un tránsito migratorio en el que sufren nuevas violaciones de sus derechos, muchas veces repetidas en el retorno a su país de origen”, ha añadido Concha López, la directora general de Plan International.